jueves, 31 de mayo de 2012

Counselling de pareja

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Cuando se forma una pareja, dos mundos completamente distintos se unen. Una vez terminada la etapa idílica o de enamoramiento, lo que queda, es lo que no podía verse con anterioridad y básicamente con lo que vamos a tener que compartir la vida.
Siendo dos individuos con una familia de origen, crianza, historia, creencias, ideas, necesidades, certezas y miedos muy distintos es natural que haya muchas diferencias entre dos seres sean o no del mismo sexo.
Además cada uno/a va a tener que aprender a aceptar una nueva identidad, ya no como alguien solo, sino dentro de una relación de pareja que implica responsabilidades, adaptaciones, creatividad, y trabajo si es que se quiere mantener el vínculo de forma duradera y sana, lo que sin duda tendrá grandes recompensas para quienes lo logren.
Cuando se comparten 24hs. al día con alguien, uno puede identificar las virtudes, los defectos, como así también las certezas y los miedos que entran en juego en la relación, con el riesgo de que se vuelva rutinaria la convivencia.
Si se desea llevar adelante un proyecto de vida en común, ambos deberían esforzarse por buscar la complementariedad, procurar el crecimiento y felicidad de cada uno dentro de la pareja.
Dejar de ser “uno” y pasar a “estar de a dos” no siempre resulta sencillo si consideramos que todos tenemos familia, amigos, trabajo, experiencias previas y hábitos que conforman nuestro modo de ser y nuestra visión de la vida.

Todo el cúmulo de experiencias y expectativas personales conforman una subjetividad que se ve afectada por la intimidad con otro, por lo tanto habrá una movilización interna que puede llevarnos a momentos de confusión, duda, miedo o vergüenza que necesitamos comprender y poder explicar, para lo cual la comunicación (tener algo en común) se hace fundamental.
A veces el sentido de las palabras se modifica según otros indicios comunicacionales, que pueden ser analizados con la ayuda de la elaboración pragmática sobre la comunicación de Watzlawick, definida en forma de cinco axiomas:

Axioma 1: Es imposible no comunicar.
Axioma 2: Toda comunicación presenta un aspecto de contenido y uno relacional, de tal manera que el segundo define al primero y por eso es una metacomunicación.
Axioma 3: El contenido está condicionado por la puntuación.
Axioma 4: La comunicación humana se vale de modalidades digitales y analógicas.
Axioma 5: Los discursos son simétricos o bien complementarios.

Entonces, ¿Cómo puedo ayudarte?

Si bien es deseable que tanto la familia, como la pareja decidan realizar un proceso de Counseling, no siempre ocurre que todos están dispuestos.
Es a partir de la mirada sistémica que pueden introducirse cambios desde un/a integrante del sistema y así se puede modificar la dinámica que perpetúa el conflicto, por lo tanto con que uno/a solo/a quiera cambiar, es suficiente para que algo diferente ocurra y requiera de acomodación, aprendizaje, y cambio de los demás involucrados.

Motivos de consulta entre otros son:

Necesidad de mejorar la comunicación.
Dificultades para proyectar o planificar juntos.
Desacuerdos recurrentes, sufrimiento de uno de los dos.
Generación de nuevas posibilidades o proyectos en común o individuales.
Tedio, aburrimiento o desinterés.
Infidelidad, dolor.
Búsqueda de alternativas para recuperar el deseo, la alegría de compartir y el interés mutuo.
Disminución del deseo sexual.
Reconocimiento y necesidad de acordar la disolución del vínculo en forma ordenada y respetuosa, de ser necesario.
Acuerdo de responsabilidades y derechos.

El vínculo de pareja está condicionado por la subjetivación, fantasías y certezas de ambos, que en el proceso de compartir tiempo, proyectos, seguridades y miedos hacen que la dinámica se convierta en cotidianeidad a veces hasta el aburrimiento y otras en una constante incertidumbre.
La inclusión de una mirada diferente (Counselor) durante el proceso de Counseling, conduce a una resignificación de los hábitos vinculares, de modo que se introduce nueva información y permite mediante el trabajo de la pareja un cambio en el modo de comunicarse y entenderse, para romper con el estado de equilibrio al que se había llegado. La nueva percepción de los roles e intenciones en cada integrante llevan a una comprensión de las necesidades, deseos y proyectos de la pareja en procura de una vida plena y feliz para ambos.

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